
Dicen que es duro trabajo
el de ser hada madrina:
ir siempre de arriba a abajo,
de China a la Conchinchina.
¿Qué hay que ayudar a un pingüino
a que aprenda a nadar solo?
Pues... volando al quinto pino,
al hielo helado del Polo.
El hada se abriga mucho,
pero allí hace tanto frío
que le tiembla el cucurucho
y al encantar se hace un lío.
Si anda triste y medio muerto
un camello por amor,
hay que viajar al desierto
y pasar mucho calor.
Con más de cincuenta grados,
ninguna sombra a la vista
y arena por todos lados,
no hay un hada que resista.
Si un topo precisa auxilio,
es cuando al hada le agobia
trabajar a domicilio,
porque tiene claustrofobia.
A tres metros bajo tierra,
al hadita bonachona
su trabajo le da guerra:
¡La magia no funciona!
Con un horario horroroso
y más de un inconveniente,
¿hay oficio más hermoso
que hacer feliz a la gente?
No hay comentarios:
Publicar un comentario