miércoles, 4 de mayo de 2011

CUNA. Philippe Lechermeier


El nacimiento de una princesa trae consigo mucha alegría y festejos durante los cuales la familia invita a sus amigos, que tienen el honor de inclinarse sobre la cuna de la recién llegada.

Cada cual le dedica una alabanza, una frase con un toque de humor o de magia.


Las más clásicas: La princesa será la más bella o la princesa será la más inteligente.

La más optimista: La princesa no será charlatana.

La más original: La princesa jugará al Mus.

La más célebre: A los quince años, la princesa se pinchará en el dedo con un huso y caerá muerta (afortunadamente, alguien rectificó: No caerá muerta, caerá solo en un profundo sueño que durará cien años).

La más exagerada: La princesa sabrá montar en bicicleta sin manos.

La más escolar: La princesa escribirá sin faltas de ortografía.

La más poética: Esta bella princesa beberá el rocío de las noches de luna, y ligera y graciosa, nadará en la laguna.

Es importante no olvidar a nadie, ya que puede ocurrir que quienes no han sido invitados se molesten si no toman parte de los festejos.

Un olvido célebre: Los padres de la Bella Durmiente se olvidaron de enviar una invitación a una parienta lejana de profesión hada. Ofendida , ésta lanzó el conocido encantamiento sobre la princesa. Resultado: un sueño que duró alrededor de un siglo.

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